La organización sin animo de lucro dedicada al reciclaje de envases Ecoembes, de la que es delegado en la zona Norte, impulsa por primera vez en Aragón un programa para conseguir colegios más comprometidos.

—¿En qué consiste EducaEnEco?

—Es un programa que lleva el reciclado a las aulas de los centros escolares, no solo de la mano de los niños y jóvenes, sino de todos los responsables, ya sean docentes, personal de limpieza, conserjes o personal de cocina.

—¿Cuántos colegios se han sumado?

—Un total de 181 de las capitales Huesca, Zaragoza y Teruel, de Educación Primaria, Secundaria y Especial. Es el mejor momento para sembrar el mensaje de que se puede conseguir un planeta mejor. La idea es que aprendan a integrar el reciclado a través de una metodología divertida, con actividades y juegos. Unos materiales didácticos que ponemos a disposición de los profesores, y que también están en nuestra web.

—¿Se trata de una unidad didáctica dentro de alguna materia?

—Ecoembes ya cuenta con el proyecto Naturaliza que pretende incluir la recogida selectiva, el reciclado y el cuidado de nuestro planeta dentro del currículum escolar. Pero este programa no llega a tanto, son módulos complementarios de la formación del profesor que incluyen el reparto de papeleras en todas las aulas para visualizar dicha separación. Contenedores amarillos y azules para que el niño sepa dónde depositar el brik del zumo, las botellas de agua, las latas de refrescos o el papel de plata de los bocadillos. Y que sepa que ese material tiene una segunda vida.

—¿Quién recoge después los residuos?

—El propio ayuntamiento. Los colegios, a través de una patrulla verde o de los trabajadores, sacan el material a los contenedores ubicados en la calle, que el ayuntamiento se ha encargado de acercar.

—¿El fin es un colegio sostenible?

—Sí. Es triste, pero el planeta no va a ser sostenible al ritmo que llevamos. Y lo mejor de este programa es que los niños se convierten después en verdaderos policías del reciclaje en los hogares, los que cuando un papá o un abuelo no lo hace bien les enseñan. Hay que pensar que lo que llevamos a los contenedores es un recurso en una economía circular.

—¿Qué dudas son las más comunes?

—Las ligadas a los tipos de material y a dónde va cada cosa. Un clásico es dónde deposito el papel de plata del bocadillo.

—¿Dónde van los bolígrafos?

—Por la ley actual de envases no van al amarillo, sino al de restos. Hay plásticos que no se reciclan, como los bolígrados, el de algunos muñecos y juguetes o el de algunas palanganas. Y si se depositan en el amarillo lo contaminan.

—Algunos centros aragoneses sí separan los materiales de escritura...

—Eso está fenomenal. En Aragón, la concienciación va a más y los datos son espectaculares. Lo depositado en el amarillo ha subido un 9% respecto al 2017 y un 10% en el de papel y cartón.

—Hablemos del reciclado directo.

Ahora que la gente viste forros polares, quizás no sepan que muchos de ellos se han fabricado con antiguas botellas de plástico. Con 40 se fabrica un polar y con 40 latas, una llanta de bicicleta.