Es de sobras conocida su faceta de comunicador en Radio Ebro, pero no tanto la de apneísta de competición, instructor y deportista aragonés de alto rendimiento de un deporte en el que no para de obtener reconocimientos.

—¿Qué es la apnea?

—Es un deporte de los más exigentes que hay y tan antiguo como el ser humano, consistente en realizar una actividad en el agua con una sola respiración. Hay tres magnitudes: aguantar el máximo tiempo posible en piscina; conseguir la mayor distancia en horizontal, los tradicionales largos de piscina, y la culminación de la apnea, que es la profundidad máxima a pulmón libre en mar abierto.

—¿Cómo se empieza a entrenar?

—Todos hemos jugado de pequeños a mantener la respiración bajo el agua, pero cuando hablamos de un deporte, tanto a nivel recreativo como competitivo, tiene que haber una formación. Es necesario realizar un curso en la federación para conocer tu cuerpo, entenderlo, saber realmente hasta qué punto puedes dejar de respirar y aprender las técnicas básicas y de seguridad. Lo que tiene que quedar muy claro es que nunca se puede practicar en solitario. Esta mala praxis puede causar una desgracia.

—¿Cualquiera puede practicarlo?

—Cualquiera que no tenga una lesión pulmonar o similar, pero la de profundidad en alta mar es ya otra cosa. En la piscina, cada uno encuentra su nivel de confort. Para ello, lo primero es aprender a respirar bien. Y esto significa saber manejar los volúmenes pulmonares, la respiración diafragmática más la torácica completa más la clavicular, y aprender a lo que llamamos carpar, que, por ejemplo en mi caso, permite añadir 2 litros más a mi volumen pulmonar. En la apnea hay una fase de placer y otra de lucha, con señales fisiológicas incluidas. Y si hablamos de profundidad, hay que añadir los métodos de compensación.

—¿Cuántos apneístas hay en Aragón?

—Desde que monté el proyecto en la Federación aragonesa, hace tres años, el nivel ha subido muchísimo. A día de hoy, apneístas de competición somos unos 20. Y habrán pasado por nuestros cursos del orden de las 150 personas.

—¿Cuál es su palmarés?

—Bronce en el Campeonato de España del 2018. Séptimo en estática en el Campeonato del Mundo del pasado julio con 7,5 minutos sin respirar, cuando el récord está en 11,35, y décimo en dinámica, nadando 177 metros con aletas, el equivalente a más de tres piscinas olímpicas y media, cuando el récord está en 300. En profundidad he bajado solo 50 metros, porque soy de secano, cuando el máximo está en 130 sin ayuda ninguna.

—¿Qué beneficios tiene?

—Es un antiestrés abrumador. Hay directivos que lo practican y está de moda para la recuperación de deportistas de élite o entre cuerpos de seguridad. Cuando traspasas la zona de lucha privándote de lo más elemental como es respirar y lo trasladas a tu vida diaria, te refuerzas a ti mismo conociendo tus límites.

—¿Se necesita mucha preparación?

—La preparación física es tremenda. Yo entreno 6 días a la semana, trabajando ejercicios hipopresivos, flexibilidad interna y externa, mucha cardio, natación y ejercicios respiratorios. Hasta andando por la calle voy sin respirar. También hay un entrenamiento mental. Y, como en todo deporte, una dieta específica.