El club La Sabina recibió anoche a esta magistrada y catedrática de Derecho Penal para profundizar sobre la violencia de género, al ser miembro de la comisión que ha revisado los delitos de violencia sexual en el Código Penal.

—¿Qué modificaciones del Código Penal sobre los delitos sexuales incluía el informe que presentó en diciembre la comisión a la que pertenece?

—Muy pocas. Se ha mejorado la técnica legislativa, simplificado y ordenado. Y en relación al Convenio de Estambul, el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, se ha ampliado la denominación de violación. Se ha tratado más de un cambio nominativo y de una redacción en general más clara.

—Pero, el abuso desaparece, ¿no?

—Sí, la denominación. Yo, personalmente, estoy más de acuerdo con lo que teníamos antes, porque cuando son cosas diferentes hay que diferenciarlas. Y no es lo mismo si hay violencia e intimidación que si hay abuso de superioridad. Creo que llamarle a todo lo mismo es absurdo. Y llamarle a todo lo mismo y ponerle penas diferentes también es absurdo.

—Lo que cuenta al final es la pena...

—Exacto. Para mí, sí.

—¿Cuál sería su modelo ideal?

-No estaba mal como estaba. Todo esto se originó a raíz de la sentencia de La manada, que creo es un tema absolutamente discutible.

—¿Por qué lo dice?

—Porque conociendo los hechos, la pena impuesta creo que es la adecuada, aunque no lo fuera del todo la instrucción seguida. El problema está en cómo interpretas intimidación. Si se empeñan en que a todo hay que llamarle violación, pues se hace. Pero no es lo mismo no decir que no que decir que sí. La línea que se está siguiendo en Europa es que hay que decir sí, pero personalmente me parece absurdo, ridículo. Es muy diferente en negativo que en positivo. En este caso, ella dijo que no había dicho que no y que además ellos pensaban que no sabían que ella no quería. Y con eso condenaron.

—¿Qué va a pasar con el informe tras la convocatoria electoral?

—Que no irá a ningún sitio. Se ha montado mucho escándalo por algo que es un problema de un caso muy concreto. Ahora bien, hacen falta otras reformas que nos dijeron que no se tocaban. Como que la edad de consentimiento para mantener relaciones sea de 16 años. Es algo que personalmente me parece una locura. Creo que los 14 años puede ser una edad normal.

—¿Qué pasa para que, según los datos, aumenten tanto los delitos sexuales?

—Yo creo que no están aumentando, lo que pasa es que ahora se considera delito sexual lo que antes no lo era. El tipo grave de violación de siempre, ese, no ha aumentado. Pero también es verdad que ahora se denuncia mucho más.

—¿Educar en igualdad es la base?

—Por supuesto. Lo más grave es la situación actual de las más jóvenes, las de 12, 13, 14 y 15 años, que se dejan manipular totalmente por el amigo/novio a través del móvil y Whatsapp. No lo entiendo.

—¿La sociedad sigue siendo machista?

—Sí, pero no hay color. No es comparable no ya con los 50 o 60, ni con los 80.