Tal como señalan los estatutos de esta fundación, aprobados por el Ministerio de Educación y Ciencia tras continuas gestiones, su único objetivo fue permitir a los niños con menos "medios económicos" realizar estudios superiores. Para ello, Braulio puso en marcha esta obra social con un capital inicial de 6 millones de pesetas, lo que permitió recibir la primera beca a un joven del municipio en 1993. El filántropo de Villalegua fue aumentando los fondos de su fundación hasta alcanzar en 1995 la cifra de 18 millones de pesetas.

Según explicaba Braulio Bermúdez en una de las cartas enviadas al consistorio, este cantidad continúa depositada en una entidad bancaria. El 80% de los intereses que producía este dinero se dedicaba a costear las becas mientras que el 20% restante se destinaba a incrementar el capital cada año. Entre 1993 y 1997 cinco niños y niñas de Villalengua cursaron estudios superiores gracias a estas "becas" -como él mismo las denominaba-- que en los últimos años alcanzaron las 50.000 pesetas mensuales.

Para la gestión de estos fondos se nombró un patronato presidido por el alcalde del municipio y compuesto además por el cura y el maestro. Así funcionó durante estos años hasta que --según explica el benefactor-- la junta "cometió cierta irregularidad", lo que provocó al cese voluntario del presidente de la misma, y la paralización de esta obra social. Así continuó hasta el 2003, cuando se produjo el cambio de ayuntamiento y Braulio escribió a la nueva alcaldesa con el propósito de reactivar la fundación.

En su penúltima carta, escrita el 8 de noviembre del 2003 -justo un año antes de ser enterrado en su pueblo-- indica que su último deseo es poner de nuevo en marcha la fundación que creó para favorecer a un niño pobre. "Lo más triste es que no pudiera ver cumplido su deseo --indica la alcaldesa-- aunque sí se han dado los primeros pasos para que vuelva a funcionar lo antes posible".