A principios del siglo XIX Villafeliche era conocido como el pueblo de la pólvora. Por aquel entonces el municipio albergaba las Reales Fábricas de la Pólvora y contaba con doscientos molinos dedicados a su elaboración. Dos siglos después, la localidad está dispuesta a rescatar su pasado, aunque sea de forma simbólica, para recuperar también el apogeo que disfrutó en aquella época.

Tras cumplir un papel fundamental en los sitios de la Zaragoza durante la guerra de la Independencia, en 1830 Fernando VII cerró sus Reales Fábricas, y sumió a Villafeliche en una paulatina decadencia. Durante más de un siglo numerosos vecinos continuaron este negocio de forma clandestina hasta que en 1964 dejó de funcionar el último de sus molinos. Desde entonces las edificaciones que habían sido la piedra angular de su riqueza han ido consumiéndose en la ruina hasta que recientemente el ayuntamiento decidió restaurar uno de los molinos para convertirlo en monumento. Ante la proximidad del bicentenario de los sitios de Zaragoza, el próximo 2008, Agustín Caro, alcalde del municipio, ha ideado un proyecto más ambicioso: hacer del paraje de los Molinos, un auténtico museo de la pólvora para que Villafeliche pueda resurgir de sus cenizas.

Subvención estatal

El pasado año el ayuntamiento presentó a la Dirección General de Patrimonio un estudio previo de este proyecto para optar a la financiación que los ministerios de Fomento y Cultura destinan a la restauración del patrimonio. Después de salir seleccionado, el Ministerio de Cultura notificó la concesión de 12.000 euros para la redacción de una memoria valorada, la cuál está ultimando el arquitecto Javier Ibargüen. En este trabajo se marcan las directrices del futuro centro de interpretación de la pólvora, donde será necesaria la intervención en los accesos y la consolidación de laderas, la reconstrucción de entre 25 y 50 molinos, la consolidación de la ruinas de las edificaciones donde no se actúe, la recuperación de los antiguos almacenes de pólvora, salitre y azufre, así como de las garitas de los guardas y las oficinas. Además, también se apuesta por crear y dotar de un espacio expositivo, hacer un inventario de los elementos que quedan en manos privadas, hacer un estudio final de las reales fábricas para su publicación, así como crear una ruta de la pólvora

R. CRISTOBAL.