Muchas veces las lesiones corporales ocurridas en el trabajo que merecerían una actuación médica inmediata no son bien consideradas por parte del accidentado y no se acude a tiempo para su conveniente tratamiento.

Pequeños cortes, roces, contusiones o quemaduras no parecen tener mayor importancia, pero pueden acarrear una serie de problemas sobrevenidos que complican la situación. Cuantas veces ocurre que el paciente es curado en el propio centro de trabajo, con toda la buena fe por parte del que lo está atendiendo, con unos medios higiénico-sanitarios deficientes. Algodón colocado directamente sobre heridas abiertas, "cinta aislante" en lugar de esparadrapo, cremas inadecuadas sobre quemaduras, vendajes o apósitos excesivamente apretados, dedaletas de goma, ausencia de material sanitario en botiquines... son prácticas habituales que nos encontramos en el trabajo diario.

No estaría del todo mal si a continuación se dirigieran a un centro médico para ser atendidos, pero no es así. Se deja pasar el tiempo y cuando "esto no va bien" se decide entonces acudir al médico. Esto se da, en unas ocasiones, cuando el propio accidentado valorando su lesión decide no visitarse "sospechando" que se le va a infligir un daño mayor que el que tiene al realizarse la cura. En otras, por dejar terminada la tarea que está realizando, bien a instancia del propio trabajador o bien de su jefe inmediato. El resultado siempre es el mismo, una pérdida de tiempo durante el cual la lesión ha podido ir complicándose y agravándose de manera importante.

Determinadas lesiones, como las heridas abiertas, las quemaduras, los cuerpos extraños oculares, etc., independientemente del tamaño de las mismas, tienden a infectarse con relativa facilidad, más aún cuando los primeros auxilios no reúnen las condiciones óptimas higiénicas. Además de esa sobreinfección, en el caso de las heridas abiertas, transcurridas unas horas, no pueden suturarse por lo que prolongamos el tiempo de curación y aumentamos el riesgo de infección.

En los casos de cuerpos extraños oculares, la viruta que no se ha podido extraer, a parte de la conjuntivitis reactiva, puede producir infecciones oculares y en el peor de los casos erosiones corneales e incluso perforaciones.

Las quemaduras dérmicas según su grado, extensión y localización producirán flictenas (ampollas), necrosis, infecciones, cicatrices y retracciones en articulaciones pequeñas que serán de mayor gravedad si no se atienden prontamente. En determinadas patologías la prevención antitetánica se hace necesaria. Trabajadores y empresarios deben entender que se trata de una vacuna, es decir, previene la infección. Acudir varios días después del accidente a ponérsela o no tener completadas todas las dosis no sirve de nada.

En cuanto a los accidentes traumáticos comentar que valorar convenientemente el alcance de las lesiones le corresponderá al servicio médico al que acuda. Patologías muy dolorosas no coinciden, necesariamente, con patologías muy importantes. Clínicas poco dolorosas pueden estar producidas por lesiones no apreciables, si no es con métodos diagnósticos radiológicos, que a la larga pueden cronificar el proceso. En cualquier caso, los traumatismos curan mejor cuanto antes se empieza a aplicar el tratamiento.

Mentalización

Para evitar todo esto, tenemos que comenzar por mentalizar a trabajadores y empresarios de que la asistencia médica del accidente de trabajo no admite demasiado tiempo de demora sin que empiecen a producirse complicaciones, que es necesario tener material médico en buen estado para realizar la "primera cura" y que siempre es conveniente ser revisado en el menor tiempo posible por personal especializado. En ocasiones no hará falta hacer nada más, pero en otras se van a reducir el número de molestias, duración del proceso de curación, días de baja y posibles secuelas posteriores.

M.M. Airbe