El municipio de El Burgo de Ebro celebrará próximamente dos de sus fiestas más tradicionales y populares: las dedicadas a San Jorge y a la Virgen de Zaragoza la Vieja.

La primera de las festividades es la de San Jorge, el 23 de abril. Este santo ha sido objeto de la devoción de los vecinos de El Burgo desde tiempos remotos, según se relata en el trabajo que sobre esta tradición recoge el proyecto "Ven a conocer mi pueblo", elaborado por el Aula de Adultos de la localidad.

La población burgolesa siempre espera esta fiesta con especial ilusión, pues es la primera de la primavera y la excursión del día de la romería está cargada de devoción y compañerismo.

Esta fiesta viene antecedida por muchos preparativos para que todo salga bien. Una vez allí los asistentes disfrutan de la compañía de sus vecinos y de poder saludar o otros que no se ven tan a menudo pero que no se pierden nunca esta celebración. "San Jorge nos protege de las tormentas y en su día suele hacer buen tiempo, pero también hemos tenido años de frío y los menos de lluvia", explican los organizadores respecto a la climatología.

Y es que el acto central de toda la celebración es la romería que se lleva a cabo a la ermita de San Jorge. Hasta allí se desplazan en procesión para asistir a la celebración de una misa, tras la cual el sacerdote del lugar bendice desde el monte todos los campos del municipio. Antes, el día de que los quintos del año suban un chopo hasta el templo y lo planten junto a él. Además, también con varias jornadas de anterioridad se preparan dulces típicos como las "tortas dormidas", cuya masa ha de reposar toda la noche, o las "culecas", tortas a las que se incorporan uno o dos huevos enteros.

La fiesta de la Virgen de Zaragoza la Vieja pierde sus orígenes en los siglos, una antigua tradición habla de un grupo de cristianos zaragozanos que, en tiempos de la dominación árabe, se vieron obligados a abandonar la ciudad por las persecuciones que sufría la iglesia. Al marchar tuvieron que abandonar una ermita en la que se hallaba la actual imagen de esta Virgen, la cual, milagrosamente, fue hallada por un pastorcillo en el lugar en que habitaban los desterrados, el actual El Burgo de Ebro. La representación es una talla de madera cuyas características sitúan su creación a finales del siglo XIII.

Hoy día la figura original permanece guardada durante todo el año y sólo se muestra en público el día de su festividad, para ofrecerla a la devoción de los vecinos, quienes acuden en romería a su ermita el primer domingo de mayo, después de la celebración de la Santa Cruz. Según se relata desde el Aula de Adultos en otros tiempos acompañaban a la Virgen los carros y las galeras adornados con hiedra y ramas de chopo, cargados de mozos y mozas dispuestos a celebrar la fiesta animadamente.

GLORIA ABADIA