El pasado 4 de agosto, Michel Mateo (Peñaflor), Jorge Pérez y Luis Miguel Aranda (San Mateo) y Domingo Esteban y Fernando Soriano (Zuera) partieron, como expedición comarcal del G.M. Boira hacia la Cordillera Blanca de los Andes de Perú.

Los objetivos de esta expedición, las cumbres de Ishinca, Urus y Tocllaraju, montañas que rondan o superan los 6.000 metros y que se caracterizan por no tener vías fáciles.

La parte difícil de este reto empezó en la quebrada de Llanganuco, denominación para los valles que superan los 4.500 metros. El grupo partió de aquí a Huaraz, una ciudad situada a 3.000 metros de altitud, como los picos más altos del Pirineo, donde ultimaron los preparativos del ascenso. Tras pasar unos días en la quebrada de Ishinca, los montañeros montaron el campamento base a 4.400 metros de altitud para empezar, desde ahí, el ascenso al pico Ishinca a 5.500 metros.

El mal de altura empezó a hacer estragos a partir de aquí entre los componentes de la expedición quienes, según recuerda Fernando Soriano, sufrieron todos los síntomas hasta llegar al pico Ishinca.

Un magnífico paisaje acompañado de un viento helador acompañaron a los montañeros en el momento de hacer cumbre hasta que iniciaron el descenso al campamento base.

Los miembros de Boira se tomaron un día de descanso antes de empezar el ascenso al pico Urus, situado a 5.500 metros de altura. Un poco más aclimatados, los síntomas del mal de altura no se hicieron aquí tan evidentes y ya, con los cuerpos a tono, los del Bajo Gállego recogieron las últimas fuerzas para hacer cumbre en el pico más alto de los previstos en esta expedición: el Tocllarraju, a más de 6.000 metros.

Esta vez el campamento base debía cambiar de sitio. "Cargados como burros" y aprovechando un pequeño respiro de la climatología, recuerda Soriano, los montañeros empezaron a tirar para arriba, hasta los 5.200 metros, donde instalan el nuevo campamento.

Al día siguiente iban a empezar la ascensión, pero la montaña todavía les deparaba una dura noche de viento, que se llevó hasta las tiendas y dejó el campamento en muy mal estado. "Salimos a las tres de la mañana y 5 horas después y con unas condiciones de frío y viento optamos por dejar de jugarnos el pellejo y nos dimos la vuelta", explicaba el zufariense. Con el ánimo decaído y el cansancio acumulado, los aventureros todavía esperaron una noche más por si el tiempo les daba una nueva oportunidad.

Esta oportunidad no llegó. La noche volvió a ser fría y ventosa y, a la mañana siguiente, se empezó a desmontar el campamento para regresar a Huaraz.

Estas duras condiciones frustraron un proyecto para el que los montañeros llevaban meses preparándose, tanto desde el punto de vista físico como logístico. El grupo se dedicó especialmente al proceso de aclimatación, que consiste en el ascenso y descenso sistemático de varios picos fáciles por encima de los 5.000 metros y con días de descanso intermedios para poder alcanzar un grado de aclimatación óptimo, con el cual poder atacar con ciertas garantías los objetivos principales.

Paralelamente a esta ambiciosa expedición, el grupo Boira está realizando una serie de actividades de montaña en otras cordilleras así como un riguroso entrenamiento de sus componentes, tanto de tipo físico como psíquico, que garantice un mínimo de posibilidades de éxito en las expediciones.

C. B. G./GRUPO BOIRA