Aunque el ser humano se empeñe en dominar el mundo, hay algo frente a lo que somos vulnerables, algo que hace que no nos diferenciemos del resto de los seres que habitan el planeta, y contra lo que nuestra tecnología no puede luchar: la furia de la naturaleza. En 2013, año que dejamos atrás, un tifón descargó su rabia en Filipinas. Miles de personas perecieron. Miles de vidas se vieron truncadas sin remedio y muchas otras se vieron dañadas con incuantificables pérdidas.

Pero hay algo que sí nos diferencia del resto de los seres vivos: la capacidad de ayudar, de reducir miles de kilómetros a centímetros con la fuerza de la generosidad y el cariño. Por todo ello, los alumnos del ciclo formativo de Técnico en Farmacia y Parafarmacia del colegio de Escolapias de Santa Engracia puso en marcha un proyecto humilde de recaudación de dinero para este país malherido, dedicando el descanso del almuerzo a confeccionar corazones de fieltro con el mensaje de Todos con Filipinas, que posteriormente vendieron a familiares, amigos y compañeros por dos euros.

Y fue entonces cuando ocurrió el milagro. Fue entonces cuando se estableció una conexión directa entre países lejanos. Fue entonces cuando las manos afanosas que cosían los corazones entre sonrisas y sorbos de café caseros podían casi estrecharse con las de los afectados. En ese momento su corazón era uno solo. Esta unión se hizo efectiva por medio de Cáritas, mediador que envía el dinero a la zona afectada para poder colaborar en su recuperación.

Estos humildes corazones recaudaron casi 700 euros. Así es como el ser humano consigue, con diminutos granitos, construir un castillo de arena. Tuvimos la suerte de formar parte de este proyecto: del calor de las sonrisas, del café casero, las galletas, las manos que cosen, las que cortan, las que estampan el sello... Ese número de manos que ansiosas esperaban su turno, ya que había más manos que material para trabajar. Todo esto fue lo que llenó nuestros corazones de esa sensación de cercanía, a pesar de la distancia. La tecnología sí sirve para convertir en efectiva esta ayuda en cuestión de horas, pero es el cariño inmenso el que lo hace viable. Gracias a todos por aportar un granito más al castillo. Y por ser tan humanos.