Aunque descansan en nuestras mesillas, los libros son más que páginas y tinta. Nos acompañan en nuestro día, nos trasladan a mundos fantásticos sin movernos del sillón y con sus historias nos marcan para siempre. Hay libros que dejan huella, tanto que buscamos que otras personas los disfruten. La plaza del Pilar celebra hasta el 30 de diciembre la cuarta edición de Libros que importan, de la mano de Atrapavientos. «El primer año no sabíamos lo que conseguiríamos, pero cada vez participan más zaragozanos, e incluso de gente de fuera que coge un tren porque ha oído de la iniciativa, intercambia su libro y se vuelve a casa. Eso es bastante mágico», ha dicho este jueves Jorge Golzalvo, promotor de la iniciativa, que nació en Zaragoza y ya se ha exportado a otras ciudades.

Ana Alcolea lleva disfrutando de esta fiesta desde que comenzó. La escritora zaragozana considera que «los libros nos hacen libres, porque son las palabras las que van generando nuestra capacidad de pensar y por tanto de ser críticos con el mundo y de ser nosotros mismos». Para ella, «este es un proyecto muy especial, en Navidad, en este entorno maravilloso, en Zaragoza, donde nos juntamos todo el mundo, es un gran regalo para la ciudad», ha afirmado la escritora, que ha recibido La sombra del viento de parte de «una lectora amante del libro desconocida». Y dejado El infinito en un junco pues lo considera «el libro más hermoso que se ha publicado en mucho tiempo en España».

Sara Fernández también es una veterana. La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza ha regalado Piedad, de Miguel Mena, pues reconoce que le gustan mucho sus libros porque «son historias intensas pero cortitas» y las considera «una fórmula adecuada de disfrutar literatura en pequeñas dosis». En su lugar, ha recibido Dune, que leyó «hace muchos años» y le parece «fenomenal» releer: «Aunque la ciencia ficción seamos más de vivirla en el ayuntamiento», ha bromeado.

Junto a ellas, han pasado a depositar sus libros personas vinculadas con la cultura, la política, la literatura y otras disciplinas, como Pilar Alegría, Maru Díaz, Alberto Castrillo-Ferrer, Alejandro Monserrat, David Lozano, Eva Cosculluela, Pilar de la Vega, o Ramón Tejedor, entre otros.

libros que dejan huella/ Para participar la única condición es acudir a la plaza del Pilar con un libro envuelto en papel de regalo y acompañado de una dedicatoria en su interior de por qué el libro es importante para esa persona. «Sobre todo hablamos mucho de la palabra magia, pero es verdad. Hay motivos tan hermosos como el de una mujer zaragozana que nos trajo el último libro que leyó antes de perder la vista», ha comentado Gonzalvo.

Poco después del mediodía, más de un centenar de libros ya habían sido intercambiados. Una vez que los participantes dejaban los libros que les importaban, abrían y leían con ilusión la dedicatoria del libro que su amigo invisible literario les había regalado. Esta es la tercera ocasión en la que Ángela Martínez participa en este intercambio literario. En esta ocasión, ha traído Las voces del desierto, un libro que considera «muy especial» por lo que le ha enseñado. «Lo leí hace ocho años y que volvió a mí en un momento en el que lo necesitaba. Cuenta un viaje por el desierto y habla sobre la importancia de ir soltando, las pertenencias y las creencias para ser feliz». Por su parte, María Lázaro ha recibido El año del pensamiento mágico, un libro que «no conocía», pero que «recibe desde el agradecimiento porque trata sobre la pérdida» y que reconoce le «toca bastante de cerca por el fallecimiento hace poco de una persona importante».

En palabras de Jorge Gonzalvo, esta iniciativa está hecha para todo tipo de lectores: «Vemos que llegan familias con niños, papás, mamás, abuelos… Preparan los libros, los dedican, los envuelven y es lo más bonito que hemos encontrado». Marta Lorenzo, madre de familia lo avala: «Venimos todos los años, es una especie de tradición familiar», ha explicado. Su hija Pilar reconoce que le gusta leer sobre todo libros de misterio, pero confiesa que «aún no sabe» qué libro quiere dejar. Tendrá hasta el 30 de diciembre para pensárselo.