Aragón celebra hoy el 23 de Abril en unas circunstancias excepcionales, inéditas. El cambio político que vive España está desarrollando un clima particularmente esperanzador para nuestra comunidad. Dicho cambio va a producir la derogación de un Plan Hidrológico Nacional fundamentado en el trasvase del Ebro y, por vez primera, las ofertas de diálogo lanzadas desde el recién estrenado Gobierno central tienen en cuenta de forma específica cuestiones claves para nuestra comunidad. Al optimismo contribuye también la inusual (por lo abundante) presencia de políticos y técnicos aragoneses en importantes puestos de la nueva Administración. El reto ahora es que lo hagan bien.

Este es un Día de Aragón sin manifestaciones ni discursos reivindicativos. Pero convendría tener en cuenta que la esperanza despertada todavía debe materializarse en hechos. Y que el giro de la agenda política regional nos sitúa ante la necesidad de establecer nuevas propuestas y nuevos consensos internos que permitan articular el diálogo con Madrid . La cuestión del agua, la prioridad de las infraestructuras, los proyectos estratégicos, la articulación social y cultural... Todos ellos son aspectos del futuro que es preciso abordar ahora. Y queda mucho por recorrer.