Un reciente informe de la Comisión Europea señala a España como uno de los países de su ámbito con más corrupción, e identifica como focos principales la financiación de los partidos, las competencias urbanísticas y los contratos públicos, donde se estima que el 25% se pierde en prácticas ilegales (unos 47.000 millones de euros). Y aunque no se trata de una investigación vinculante, el último Eurobarómetro revela que el 95% de los españoles creen que la corrupción está muy extendida en el país; un 77% (el porcentaje más alto de la UE), que esta ha aumentado en los últimos 3 años; y un 63% (también el más alto), que afecta directamente a su vida cotidiana.

Los datos se amontonan hasta abrumar. Y aunque dirigentes como Cristina Cifuentes exclamen que el caso Gürtel (que afecta a su partido) es ya "un goteo que no hay quien lo aguante" (mientras en Alemania la sola sospecha ha hecho dimitir al tesorero de Merkel), aquí el torrente transversal de pruebas e indicios se enquista recurrentemente en una maraña judicial interminable que nunca debería sustituir al discurso político. Sin embargo, cómo no, este fue un tema ausente en la reciente convención del PP, que optó por el replegamiento moral con deje paternalista al que acostumbra.

Evitar y no abordar el enorme y estructural problema de la corrupción, además de un ejercicio de irresponsabilidad democrática, supone condenar el futuro de todos. Claro que rebuscar en el pasado justificaciones culturales que te validen te puede, además, dejar en evidencia. Falsa e innecesariamente, Rajoy clamó en Valladolid que España es la nación "más antigua de Europa". No se trata de un tic nuevo. Siempre un paso más allá, el dueño del dedo divino que lo nombró sucesor, José María Aznar (cuya gestión está cada vez más rodeada de presuntos y presunciones), ya se declaró en su día fan de los Reyes Católicos. Sin embargo, estos fueron tajantes en una pragmática fechada el 9 de junio del 1500 que ordenaba a "asistentes, gobernadores y corregidores" que, literalmente, no gastasen "en fiestas ni alegrías, ni en comidas ni en bebidas, ni en otras cosas no necesarias al bien común". Ya ni la Historia está con ellos. Periodista