Al filo de la medianoche, en Aragón Radio, tenemos una cita de lunes a viernes con un programa, Ágora, dirigido por Marcos Ruiz y centrado en la divulgación científica. Ya de por sí, sorprende y reconforta la presencia y popularidad de semejante alternativa a la proliferación de emisiones tópico-tóxicas en cierta antenas, que hacen del morbo social y groseros debates el centro de su programación con la justificación de satisfacer a una dudosa audiencia. De una forma muy accesible, Ágora aborda tanto temas relativos a ciencia, tecnología e innovación, como integrados en el área de las Humanidades, siempre desde una óptica aragonesa, donde la investigación y los órganos universitarios de nuestra comunidad adquieren un gran protagonismo.

Si bien el carácter ameno que preside la difusión de cualquier cuestión comentada en Ágora le garantiza un indudable interés para cualquier radioyente, quizá sean las materias relacionadas con la salud las que puedan alcanzar mayor relevancia para el gran público, siquiera porque todos, sin excepción, nos sentimos aludidos, pues no nos importa tanto alcanzar una edad elevada sino llegar a la longevidad en plenitud de facultades. La investigación farmacológica y los avances en medicina implican una esperanza que deviene crucial cuando se sufre una dolencia para la que no existen tratamientos paliativos; a pesar de la prudencia y cautela con que es preciso enfocar el progreso brindado por la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos, es difícil eludir la creación de expectativas demasiado optimistas. Por ello, hacer también visible todo cuanto la ciencia puede aportar en cualquier campo alternativo a la medicina, orientado a facilitar el objetivo de una vida saludable es siempre una gran opción.

*Escritora