El inminente debate del Estado de la Comunidad que se celebrará en apenas diez días en las Cortes de Aragón lleva camino de convertirse este año en el debate del Estado de los Partidos Políticos de la Comunidad. Desde las pasadas elecciones europeas, las diferentes formaciones atraviesan un momento convulso y evidencian un importante nerviosismo repartido de manera desigual.

Todos los comparecientes en el debate tendrán muy presente el calendario electoral del 2015, y quien más quien menos aprovechará para marcar sus coordenadas de cara a la precampaña. Por primera vez en los últimos años se da la circunstancia de que además de los cinco partidos con diputados en las Cortes, existen otras dos fuerzas políticas emergentes que están en disposición de obtener representación. De acuerdo con los datos de las elecciones del 25 de mayo pasado, y sin que se puedan extrapolar al cien por cien los resultados, tanto Podemos como UPD son nítidos candidatos a entrar en el arco parlamentario, y esa irrupción genera lógica preocupación entre quienes hoy ocupan el espacio público. En este debate de política general no se tratará solo de defender o de fiscalizar la gestión del gobierno autonómico, sino de defender el rol propio en un momento de transformación.

El Partido Popular de Luisa Fernanda Rudi no solo ha sido castigado en las urnas. Llega al debate con un pobre balance, después del fiasco que supuso el incumplimiento del déficit público el año pasado y el incremento de la deuda por encima de la media autonómica. Sin argumentos para desplegar la bandera de la consolidación fiscal y el reequilibrio financiero, la presidenta deberá variar su tradicional discurso de gestión rigurosa y de recortes sobrevenidos por el techo de gasto y ofrecer otros mensajes más sencillos. Como la herencia recibida ya no parece argumento sólido, pasaremos al "hemos hecho lo que debíamos hacer" (palabras del consejero Bermúdez de Castro recogidas en una entrevista en estas mismas páginas) y a la apelación a la esperanza de que tras los ajustes y la travesía en el desierto Aragón afrontará una nueva etapa de crecimiento y recuperará el tono en los servicios esenciales. Rudi esgrimirá que Aragón ha bajado de los 100.000 parados y garantizará datos de aumento del PIB aún tímidos pero que rompen la tendencia del tenebroso bienio 2012-2013. Es muy probable también que la presidenta recupere el discurso del miedo, apelando a la teórica seguridad que ofrece un partido sistémico, transversal y con clara vocación mayoritaria.

El PSOE, por su parte, anda enfrascado en un proceso de renovación de liderazgos que condiciona su discurso de oposición. Aunque algo menos que en el conjunto del Estado, los socialistas también han sufrido un importante varapalo en las elecciones europeas que ha sido interpretado por la cúpula como un llamamiento al cambio por parte de su electorado. Con Pérez Rubalcaba batiéndose en retirada y la militancia agitada en la búsqueda de un candidato para sustituirle al frente, las cúpulas socialistas territoriales estarán hoy necesariamente pendientes de su futuro tras el congreso socialista que tendrá lugar a final de mes, una vez resuelta la votación del secretario general. El líder autonómico, investido como candidato para batirse con Rudi tras las primarias de la pasada primavera, se siente legitimado para seguir con su calendario de trabajo, pero Javier Lambán debe ser consciente de que habrá de adecuar parte de su programa y de su forma de actuación a los dictados y sugerencias de la nueva ejecutiva federal. No lo tiene fácil en un momento de gran desorientación entre los socialistas.

El PAR, tercero en discordia en el parlamento aragonés, también lo tiene difícil. Acuciado por una renovación anunciada a finales del 2013 por su actual presidente, José Ángel Biel, los aragonesistas deben buscar su espacio en el debate y apuntar los ejes de su nueva política. Le tocará intervenir, como portavoz, a Alfredo Boné, aunque quien parece tocado por lo que queda del aparato del partido para mandar en el futuro es Arturo Aliaga. Sus concepciones de la política son muy distintas, también sus planteamientos del aragonesismo, por lo que es previsible que esas discrepancias se acaben vislumbrado. A buen seguro que algo de todo esto traslucirá en el debate. Respecto de IU y CHA, ambos son conscientes de que en el escenario de la izquierda opera un nuevo partido que les superó en votos en Aragón en los comicios europeos de hace poco más de un mes. Tanto Patricia Luquín como José Luis Soro, sus portavoces respectivos, habrán de marcar bien sus posiciones y lo normal sería que lanzaran guiños constantes al electorado de izquierdas, parte del cual se encuentra hoy seducido por Podemos.

Así pues, se intuye un debate en el que además de analizar cómo gestiona el Gobierno los asuntos de interés general de Aragón, se verá claro cuál va a ser el tono de la política aragonesa en los próximos meses.