La idea sería que volviera Aznar a las próximas elecciones, en olor de multitudes peperas, cual resucitado. Para eso nombró a Rajoy, que da un perfil bajo, como de entrenador de la casa, y mandó a Rato a hacer las américas. Para que volviera Aznar le tendrían que salir muy mal las cosas a Zapatero, y por lo tanto al país que gobierna, y eso empaña un poco esta hipótesis, pues nadie quiere que haya jaleos ni trifulcas, ni grandes corruptelas (las pequeñas se sobrentienden, el cuñadeo habitual, transversal), a nadie beneficia un climax de soponcio: es mejor que las elecciones se ganen y se pierdan por rutina, con ese nivel de aburrimento que debería traer la civilización, que las elecciones se ganen y se pierdan por la mera alternancia funcionarial: siendo la mínima expresión de la democracia, la alternancia es mejor que nada. A Rajoy le bastaría con mantener la alineación y cruzar el autobús delante de la portería, mantener ese run run de que ZP ganó las elecciones exclusivamente por la tragedia del 11-M y bloquear todos los intentos de reforma. Como ZP lo tiene bastante complicado sin mayoría absoluta, la idea sería dejar que se le fueran pudriendo los negociados y luego resucitar a Aznar. Los entrenadores de la casa a veces dan la sorpresa y ganan una champions, aunque saben que su destino de segundones es preparar la venida de los sucesivos mesías, salvadores, tipos guays. A Aznar, si lo dosifica, hasta le puede salir un carisma extra, el de los ausentes honoríficos, los añorados. ZP ha jubilado irremediablemente a Felipe González, cambio generacional, pero Rajoy es como el abuelo de Aznar. Con esas charletas en la metrópoli pagadas a fuerza de becas, Aznar tiene la excusa para distanciarse un poco y repensar el regreso desde sus miniexilios de luxe. La otra vez que el PP llegó al poder tuvo que crispar y forcejear, y durante una legislatura tuvo que tragar con las minorías que ahora habitan a ZP, que se ha sacado una portada de TIME edición Europa en la que queda como un presidente zen, el talante es buen marketing.

En su primer mandato Aznar también hizo gala, a su manera un poco hosca, del buen rollito, aunque no se llamaba talante . Pero hablaba catalán en la intimidad. ZP tuvo la pitera de salir de Irak. Y, lo más difícil, lo más radical: nombró un gobierno paritario. Lástima que no cumpla con Teruel.

*Escritor y periodista