"Ama y vive la justicia" es el lema que encierra el mensaje de las próximas campañas de Cáritas Española. Este binomio inseparable entre amor y justicia viene complementado en las navidades de 2014 por una pregunta de los primeros capítulos del Génesis: ¿Qué has hecho con tu hermano?

¿Qué hacemos, qué queremos hacer con los hermanos? Esta es la cuestión. Con los hermanos más necesitados, golpeados por una crisis ante la que se ven y sienten inermes, sin voz, sin dignidad y de la que no son responsables, sino más bien damnificados. La sociedad no puede permanecer impasible ante las situaciones de indignidad a las que están sometidos ciudadanos de muchos países donde el hambre, la enfermedad o la miseria perduran. No podemos mantenernos indiferentes ante el paro, los desahucios, la pobreza energética, las carencias educativas y sanitarias o la falta de asistencia social. El Papa Francisco ya advirtió al inicio de su pontificado que uno de los males que acechan a nuestra sociedad es la "globalización de la indiferencia" ante las situaciones que requieren atenciones y soluciones por una parte, inmediatas y, por la otra, de carácter estructural tratando de llegar hasta la raíz de los problemas para erradicarlos.

El pasado mes de noviembre Francisco declaró en la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que "el hambriento nos pide dignidad, no limosna". Sus palabras señalan el camino de una caridad entendida en toda su integridad y dimensión evangélica. Cáritas hace suyo este mensaje y advierte que no basta la limosna, porque una caridad sin justicia puede ser ilusoria e incluso falsa. Debemos perseguir la justicia para devolver a las personas la dignidad arrebatada.

El inicio de recuperación que no debe ocultar que en los últimos años han crecido las desigualdades y la pobreza se ha cronificado. En Aragón, según el Informe FOESSA, una de cada cinco personas se ve afectada por procesos de exclusión y dentro de este colectivo 107.000 personas (el 42% del total de la exclusión) se encuentran en la exclusión más severa. ¿Cómo reciben estas personas las señales de recuperación? Nuestros administradores públicos han de saber que los caminos de salida de la crisis no serán tales mientras no se vean acciones que devuelvan a los ciudadanos los derechos y la dignidad, en especial a aquellos conciudadanos que más han sufrido y experimentado la crisis.

Cáritas Diocesana de Zaragoza, desde su compromiso eclesial y evangélico, trata de ayudar a quienes se encuentran en precariedad vital y familiar. Sus acogidas parroquiales y sus centros de atención especializados pretenden ser lugares donde se viva la recuperación de la dignidad y de los derechos. Con frecuencia oímos en las acogidas que "todos los derechos existen, pero nosotros, los pobres, no tenemos acceso a ellos". La presencia de Cáritas no faltará jamás aún entendiendo que ni puede ni debe suplantar las labores de trabajo y planificación encaminadas a la fijación y práctica de la justicia social, que son propias de los poderes públicos. Por ello, para Cáritas Diocesana de Zaragoza tienen un valor fundamental aquellas acciones cuyos objetivos son informar, sensibilizar y denunciar la vulneración de derechos y la injusticia social. Para ello vamos trabajar incorporando a las personas afectadas, movilizando a nuestros agentes y siendo altavoz multiplicador ante la sociedad. Este es el contenido del mensaje "Ama y vive la justicia".

Se acercan días de especial sensibilidad personal y familiar en torno a las fiestas navideñas. Y también de contrastes entre la sencillez y pobreza del Niño de Belén y los reclamos consumistas. Cáritas nos invita a hacer más de un alto en el camino y a conmovernos con quienes están pidiendo que les ayudemos a reencontrar la dignidad y la esperanza.

Director de Cáritas Diocesana de Zaragoza