Barcelona, mañana y Cambrils, el sábado, conmemorarán el primer aniversario de los atentados yihadistas del pasado 17 y 18 de agosto, que causaron 16 muertos en el peor ataque de raíz islamista en España tras los del 11 de marzo del 2004 en Madrid. Las imágenes de la Rambla de Barcelona con las víctimas en el suelo tras el recorrido asesino de la furgoneta y el pánico en el paseo Marítimo de Cambrils, donde murió la zaragozana Ana María Suárez, son ya parte de la historia del país. Un año después, toca honrar a las víctimas, como va a hacer Cambrils con la inauguración de un mosaico en recuerdo del atentado, y también hacer balance. En el terreno de la investigación, se ha confirmado que la intención de la célula encabezada por el imán de Ripoll Abdelbaki es Satty era cometer el mayor atentado yihadista de la historia de Europa, con objetivos como la Sagrada Família, el Camp Nou y la torre Eiffel de París. Tan solo el accidente que sufrieron en la infausta casa de Alcanar con los explosivos evitó que culminaran sus planes. A falta de que se celebre el juicio, la investigación aún tiene puntos oscuros, concentrados sobre todo en la figura de Es Satty, su relación con las fuerzas de seguridad y los servicios del espionaje y si la descoordinación, recelos policiales u otros motivos le permitieron permanecer fuera del radar a pesar de que en público en la mezquita hacía llamamientos a «matar infieles».