Pilares básicos que se desmoronan. Pobreza e indigencia de nuestros mayores. Vejez injusta. Dejadez de la Administración. Sonia contratada por el Ayuntamiento atiende dos horas por semana, en sus casas, a cada uno de los 15 ancianos que tiene asignados. Ancianos que ya no hablan porque se les ha olvidado de no practicar, de no ver a nadie en una total incomunicación. Ancianos sin familia que se encuentran enfermos y solo Sonia les descubre con pus en los ojos, con tobillos rotos, con desnutrición y suciedad. Dos horas no dan para mucho. Denuncia los casos, da informes, hace peticiones para atender, para socorrer, para que tengan una vida respetada. La Administración tiene que responder, no sólo a los malos tratos sino proveer un plan urgente para construir residencias, centros de día y ayudas domiciliarias ampliadas, hacerlo dentro de un compromiso real. Esta falta de previsión avergüenza a cualquier país, a cualquier comunidad. Pensar en una Expo está bien si antes se han cubierto las necesidades básicas de estos ciudadanos que aportaron su trabajo y su dinero pensando que su dignidad estaría por encima de todo.

*Pintora y profesora de FP