De francamente reveladora hay que calificar la entrevista que Raquel Lozano le hacía el pasado domingo a José Atarés, presidente del PP en la provincia de Zaragoza y más que probable alternativa a Gustavo Alcalde en el próximo Congreso regional, donde se definirán las fuerzas de los sectores actualmente enfrentados.

En el curso de dicha conversación periodística, Atarés no proclamaba abiertamente su intención de concurrir al Congreso como alternativa a la línea oficialista, pero de su lenguaje podía deducir que así, en efecto, y si le salen mínimamente las cuentas de los compromisarios, lo hará.

Atarés, por ejemplo, se refería a la necesidad de activar "un revulsivo" para hacer percibir a la sociedad que el PP se abre a nuevas sensibilidades, y ha entendido el mensaje de los electores. El exalcalde de Zaragoza defendía la capacidad y la libertad de cualquier compromisario "para anunciar cuantas candidaturas se quieran... Y no debe sorprendernos que haya varias ni pensar que lo normal es que haya una".

El presidente provincial desvelaba también, en parte, la estrategia que su sector se ha marcado para llegar al Congreso en condiciones de alzarse con la victoria. "Lo que hacemos ahora --explicó Atarés-- es llamar a los militantes a una reflexión interna. Ha sido mi compromiso y lo fomentamos sin personalismos. Lo importante es definir un modelo de partido".

La recogida de avales para la candidatura de Atarés circula entre la militancia en forma de un Decálogo para la renovación . Ciertamente, son muchos los asociados al PP que ya han hecho llegar a Atarés su solidaridad y apoyo, y de ahí que el líder provincial se sienta fuerte. Sus fieles responden a la categoría de un mismo militante a menudo preterido de la vida oficial del partido, y que considera a Alcalde o a la vieja guardia representada por Rudi como los gastados iconos de un modelo ya superado, y derrotado una y otra vez en las urnas a lo largo de los últimos años. En dicho decálogo, Atarés propone que el PP se identifique en mayor medida con Aragón, tal como Piqué opera en Cataluña, o Fraga en Galicia. Este postulado apenas encubre, claro está, un guiño al PAR, única fuerza, por el momento, con la que el PP podría aspirar a gobernar a medio plazo. En un futuro algo más remoto, los conservadores, ya lo verán ustedes, y tal como ya han pactado con ERC o con el PNV, no descartarán alianzas con una Chunta Aragonesista que levanta rascacielos y apoya desde la barrera de La Misericordia la fiesta nacional, su orgía de arte y de sangre, pero todavía es pronto, desde el PP, para pensar en otra compañía que no sea la de José Angel Biel.

Pero no todo son aciertos ni buenas ideas en el programa electoral de José Atarés. Ante la piedra angular del trasvase, que ya le costó la Alcaldía, vuelve a tropezar. Sin cuestionar el expolio de caudales, reduce el error a una cuestión de márketing. El trasvase, viene a decirnos el joven líder conservador, no era malo, pero se explicó mal al pueblo. Cabe deducir que, cuando el PP vuelva a gobernar el país, y reconstruya la tubería, Atarés nos lo explicará puerta a puerta, y con más duende que Alcalde, a quien puede trasvasar.

*Escritor y periodista