La DGA estudia seriamente financiar las campañas terapéuticas contra el tabaco. Visto la escasa incidencia de otro tipo de campañas, como la rotulación de las cajetillas con mensajes amenazantes, está claro que la única forma de incidir desde la esfera pública en el fumador es precisamente ayudarle a deshabituarle. Normalmente, quienes fuman son conscientes de los riesgos para la salud, pero muchos de ellos perciben que sólo podrán liberarse de su adicción con ayuda médica. Será una sensación subjetiva, pero invertir en ese apoyo terapéutico es, hoy por hoy, la mejor forma de intervención desde la Administración sanitaria.