Miguel Mena es uno de los nombres clave de la cultura y el periodismo en Aragón. Responsable de varios programas en Radio Zaragoza, ha escrito novelas de humor y aventuras, 'thrillers' y libros de viajes. Otras obras suyas ('1863', 'Piedad') son un ejercicio singular que combina el periodismo y la autobiografía, el reportaje y el autorretrato, la anécdota aparentemente mínima y la reflexión histórica, lo lúdico y lo maniático, la casualidad como azar feliz y destino que te parte la vida. A esta categoría pertenece 'Canciones tristes que te alegran el día' (Pregunta).

Tiene algo detectivesco. En varios capítulos Mena rastrea una historia que le llama la atención: la trayectoria de Badiola, un jugador del Zaragoza que se tiró por la ventana en el incendio del Hotel Corona; el asesinato de un joven oscense a manos de unos ultraderechistas en la Transición; Los 3 Carino, un grupo pop olvidado. A menudo Mena localiza al protagonista (o a una víctima, a un victimario) y el clímax es una conversación telefónica. Uno de los temas recurrentes es el azar: el aliado con el mal (como en el estremecedor recuerdo del atentado de la Casa Cuartel), el que te salva o te mata en una carretera. Son también notas sobre la historia de España: habla del terrorismo, de la vida rural y su desaparición, de los cambios, de la cultura pop. De injusticias: los homenajes a etarras frente a las vidas que destrozaron; el asesinato de José Luis Alcazo frente al éxito de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol orgulloso de su militancia en Fuerza Nueva.

Hay un componente autobiográfico: a veces más grave, como en la relación con su hijo, que tiene síndrome de Angelman; otras más ligero, como el reencuentro con una chica que conoce en un viaje de estudios pero cuya dirección olvida, una especie de comedia romántica modianesca. Y otras más duro, como en el relato de los abusos que sufrió por parte de un sacerdote al que confronta al final.

Es un libro sobre la soledad y la conexión, sobre la vulnerabilidad de uno mismo y de los demás, sobre los sitios y nuestra relación con ellos y la huella que dejamos: los pueblos de donde viene su familia, Orwell en Monte Oscuro, el Moncayo. La memoria y su desaparición son cuestiones centrales, y por eso los nombres son tan importantes: para hacer un chiste (que es una conexión), para encontrar una historia o una persona (que es otra). Lo concreto es el camino hacia lo humano y lo trascendente en este hermoso libro de Miguel Mena, un humorista melancólico y un moralista sin monserga. @gascondaniel