Durante el verano que ayer terminó, en las carreteras españolas descendió considerablemente el número de accidentes y de víctimas mortales, lo que constituye un favorable balance porque se registraron 143 muertos menos que en el 2003. Hubo, sin embargo, alguna desgraciada excepción como la registrada en las carreteras de Huesca, en las que murieron 21 personas frente a las 14 del mismo periodo del año anterior. Ayer, el Justicia de Aragón instó a las administraciones a no bajar la guardia ante los accidentes. En esa petición hay que incluir el desdoblamiento de algunas carreteras y la corrección de algunos puntos negros.