Se habla últimamente sobre los perniciosos efectos que produce el Palacio de la Moncloa a quienes lo habitan, se dice que esto proviene de un pasado lleno de misterios, intrigas y exorcismos que allí se llevaban a cabo. El lugar perteneció durante el siglo XVII a la familia del cardenal Portocarrero, quien ejerció una especial influencia en los últimos años del reinado de Carlos II el Hechizado (rey débil y enfermizo) a la hora de entronizar en España a Felipe V (primer monarca de la dinastía Borbón). Pues bien, dicen algunas leyendas que en la Moncloa el Cardenal organizaba al hipocondríaco monarca ceremonias a medio camino entre la religión y la política encaminadas a orientar al rey, angustiado por no tener descendencia y agobiado ante la necesidad de designar un heredero, sobre la conveniencia de que éste fuera un francés, frente a las aspiraciones de una facción la Corte que apoyaba al archiduque Carlos de Austria. Pues bien, es posible que con tanto conjuro el Palacio haya quedado marcado y flote en el ambiente una atmósfera extraña, aunque también es cierto que su apartada ubicación cree la percepción de un distanciamiento de la realidad circundante, haciendo posible este alejamiento de la vida real, más que posibles embrujos. --José Carlos Urzaínqui. Villanueva de Gállego. (Zaragoza)M