La justicia es la virtud que permite convivir recta y limpiamente entre las personas que componen una sociedad. A través de actos concretos externos, el hombre se mueve con una voluntad constante e inalterable para dar a cada uno lo suyo.

Tantos siglos de relaciones entre seres humanos y, todavía, tanto odio, tanta destrucción, tanto fanatismo acumulado en ojos que no quieren ver y en corazones que no quieren amar. La imparcialidad es uno de los rasgos más significativos de la práctica de la justicia que camina por la senda del reconocimiento de los derechos fundamentales, sobretodo el de la vida.

La justicia trae como fruto la paz, consistente no solamente en ausencia de disputas, pues podría ser un signo de indiferencia, sino en una armonía verdadera que lleva a preocuparnos de los intereses de los demás.

Por ello, y como ciudadano del mundo, exijo a todos los gobiernos que la observen estrictamente y la cumplan ejerciendo la debida responsabilidad dentro de sus competencias.

-- Vicente Franco. (Zaragoza) M