TELEVISION

Respeto versus co

***Chus P.

***Zaragoza

Hace unos días asistí como público a un programa de Antena Aragón. Hice acto de presencia en las instalaciones de esta cadena media hora antes del inicio del programa para hacer fila y poder optar a una buena ubicación. Poco después apareció un autobús que procedía de un pueblo cercano a Zaragoza. Los ocupantes eran en su mayoría jóvenes que hicieron gala de una actitud deplorable en todos los sentidos. No dudaron en empujar ostensiblemente cuando abrieron la puerta que conducía al plató, sin importarles lo más mínimo la presencia de niños, los cuales fueron también avasallados sin compasión. Pero lo peor aún estaba por llegar, ya que no contentos con un aplastamiento en masa, no cesaron de gritar, reírse histriónicamente y gesticular durante todo el programa, haciendo caso omiso de todas y cada una de las advertencias que los miembros del equipo realizaban. Captó mi atención el uso de un monosílabo que estos individuos repetían constantemente: "co". Esta especie de onomatopeya iniciaba y finalizaba todas y cada una de sus frases. Yo creo que para ellos es una nota de distinción que les diferencia del resto de los jóvenes que no sabemos lo que significa "co" pero sí sabemos lo que significa respeto.

AGUA

¡Yesa no!

***Luis Sasal Pardo

***Canal de Berdún (Huesca)

He leído en el periódico del día 23 de enero las noticias sobre las expropiaciones de terrenos que pretende llevar a cabo la CHE en este pueblo vecino de Artieda, y que anegarán cerca de trescientas hectáreas de cultivo de la mejor tierra del pueblo.

Desde otro punto de vista, algunos vecinos de Biniés afectados por las crecidas idas y venidas del río Veral a su paso por la zona de las huertas y por el Soto solicitamos hace dos años a la Confederación un permiso para defender el camino y las huertas. Nos ha sido denegado alegando que estropeábamos la fauna y la cría de animales que anidan en los árboles de las riberas.

Si se hubiera llevado a cabo una actuación de este tipo, con una mínima intención y sensibilidad por parte de los ejecutores, no hubiera sido necesario tocar ningún árbol ni ninguna berguera de las que abundan en las riberas, y por tanto el daño ecológico y el impacto ambiental hubieran sido mínimos. Al hilo de estas dos cuestiones, la pregunta que surge es la siguiente: si a nosotros no se nos hace caso al respecto de una mínima actuación que salvaguarde nuestros terrenos y huertas de la intemperie del río, alegando que se actúa en detrimento del equilibrio medioambiental, ¿por qué no piensan la Confederación Hidrográfica o el Estado español, con la complicidad silenciosa del actual Gobierno de Aragón, lo que estropearían inundando Artieda y sus tierras solamente diez kilómetros más abajo del mencionado soto al que nos venimos refiriendo, si ni tan siquiera las mencionas obras del recrecimiento han superado ninguno de los discutidos trámites de impacto medioambiental a los que ha sido sometida? Pero lo más grave no es lo de las tierras ni lo de los árboles donde anidan los animales, sino lo que se desprende de esta cuestión que no es otra que el abandono que los habitantes de Artieda tendrían que llevar a cabo en caso de que prosperara dicha barbarie, y que redundaría alrededor de lo que en su día supuso la construcción del actual embalse de Yesa, con el abandono de pueblos como Ruesta, Tiermas, Esco entre otros, a los que también les fueron anegadas sus tierras de cultivo. Por lo tanto, a pesar de que no se les inunda las casas sí se les despojaría de las tierras de las cuales vivían. Para concluir, si los animales tienen el derecho lógico a vivir en su estatus natural y eso se utiliza como justificación en algún caso, de la misma manera, igual derecho deberían tener las gentes de Artieda de poder estar donde tienen que estar, en su tierra, la que les vio nacer.