El caso de La Loteta que ayer contaba este periódico --un embalse sin contestación social que se ha encarecido un 43% por demoras y modificaciones y lleva más de dos años y medio de retraso-- vuelve a sensibilizar a los partidos. Dicen que quieren lograr, ahora, un consenso sólido que evite las largas demoras y lamentan que la "ineficacia" conlleve elevados sobrecostes. Como reflexión y reto está bien, pero lo que hay que ver es si realmente se cumple. Porque en esta materia sensible del agua se han incumplido muchas promesas y muchos compromisos como para ahora creer que, de pronto, todo va a cambiar. Al menos, se sensibilizan.