Cataluña vuelve hoy a la calle para decir lo que tal vez allí sea obvio aunque en el resto de España era necesario oír de nuevo: que los catalanes son pacíficos y pacifistas desde hace décadas y rechazan cualquier implicación interesada que ETA pretenda sugerir desde su fanatismo terrorista.

Si los catalanes vuelven a la calle, como han hecho masivamente cada vez que los terroristas vascos asesinaban allí de manera indiscriminada o selectiva, es porque ahora se les pretende separar del resto de España en el mapa del terror. Una distinción malévola que ETA ha querido excusar en el hecho de que en Cataluña hay hoy un nuevo gobierno democrático y progresista en el que también está ERC.

Si por primera vez no hay unidad de los demócratas catalanes en un acto público contra el terrorismo, se debe a que desde el Gobierno central y el Partido Popular se ha querido romper el tripartito catalán antes que cerrar filas contra los criminales. Ha sido un error. En toda España somos muchos los convencidos de que para acabar definitivamente con ETA será imprescindible unir a todos los demócratas en vez de dividirlos. Y ante esta necesidad están de más los oportunismos electoralistas.