Empieza a ser nueva tendencia la de fijarse en las personas de más de cincuenta y nueve años como objetivo de captación indiscriminada. Por desgracia no estoy hablando de que las personas cercanas a esta edad, de pronto, seamos objeto de seducción, dejemos de ser invisibles o atraigamos como un imán a hombres y mujeres por la calle. Sería maravilloso, pero no ocurre tal milagro. ¡Qué va! De lo que hablo es que social y económicamente existe un colectivo (jubilados, prejubiladas o jubilados a medias) que del anonimato más absoluto han pasado a ser estrellas de la publicidad y objetivos del consumo y de los recortes indiscriminados.

Ahora es a la llamada "edad dorada" a la que se dirigen los dardos de la publicidad y de la avaricia de Montoro-Rajoy, metiendo mano en el saco de las pensiones sin pudor. ¿No se han dado cuenta de que los bancos se han fijado en nosotros? Somos los únicos que todavía conservamos una nómina o pensión para ofrecernos planes maravillosos si pertenecemos a sus clubes inventados y de ensueño Como aves de rapiña, los bancos reaccionan y sus campañas más agresivas y mejores te recuerdan que "ser joven es una cuestión de actitud". Te animan a "ser el dueño de tu futuro", y nos recuerdan que "lo mejor está por venir". Todo claro está para venderte nuevos y deslumbrantes planes de pensiones que aseguran "una gran tranquilidad"- Si quitamos los violines de música de fondo, podremos ver la operación con claridad: mientras el Gobierno echa mano del fondo de pensiones para sus perversiones económicas, los bancos quieren asegurarse de que lo poquito que les quede a los jubilados --o a punto de iniciar la senda-- vaya para sus oficinas.

Las campañas publicitarias buscan otros protagonistas para incitar al debilitado consumo. Sus ojos ya no están puestos en la juventud española. Con más de seis millones de parados y sin expectativas de empleo digno, ¿cómo van a consumir los pobres chavales? Si no tienen ni para organizar su vida. Ahora la mina a explotar está en los jubilados, y todos van a su caza y captura. Los primeros, las administraciones con Montoro a la cabeza; y a continuación el mundo del consumo en sus diversas opciones: banca, viajes de placer, clínicas privadas e incluso el mundo de la moda, que ha descubierto su sorprendente protagonismo. La gente mayor está viviendo su propia revolución. No se conforma, no se cansa de protestar en las calles, y muchos son el sostén de sus familias. Son activos y consumidores potenciales. Por eso dos gigantes textiles como Zara y American Apparel han incorporado a sus campañas a dos espléndidas mujeres de más de 60 años como iconos de moda, Jacky OIShaughnessy en ropa interior, y a Paula Kortis en camisetas con su rostro. Pues eso, que se ha pasado de los viajes a Benidorm a algo mucho más refinado y cool; y conviene andarse con ojo para que no nos manipulen a la vez que nos vacían el bolsillo cada mes un poco más. Periodista y escritora