El pasado fin de semana hice inmersión cultural en Zaragoza. El sábado vimos la expo sobre vampiros en el Caixaforum. Allí sigue la expo 'El espíritu de Montmatre', que ya había visto, y que es maravillosa (pero le queda poco, no se despisten). El domingo me acerqué al museo Goya Ibercaja a ver la muestra del gran Pepe Cerdá. Estaba hasta arriba de gente, y además el propio artista andaba por allí haciendo de cicerone.

Pepe es capaz de dar una conferencia delante de cada uno de sus cuadros, y encima resultar ameno. Le seguían todos embelesados, porque no hay nada más grande que el que el propio artista te cuente el proceso creativo sin pedanterías y de tú a tú. Aprovechamos para darnos una vuelta por los Goya del piso de arriba y luego nos fuimos a la vuelta, al palacio Montemuzo a ver la expo de Juan Madrigueras. Aforo completo, nos tuvimos que marchar.

Afortunadamente no muy lejos, a Casa Juanico a hacer el vermut. Lloviznaba, pero abrimos el paraguas y allí, sobre una mesa pequeñita, un poco pelados de frío, pero encantados de la vida de estar en la calle, cumplimos con el rito dominical. Les cuento esto porque yo misma me he quejado muchas veces de lo aburrido que es no poder moverte de Zaragoza, y resulta que Zaragoza está llena de cosas para hacer.

De la gastronomía ni les cuento: si se quiere, se puede hacer gasto. De la cultura, hay mucho y variado. Les recomiendo una expo que estará repartida en paneles por toda la ciudad, que cuenta la historia del 8 de marzo y la lucha por los derechos de las mujeres.

Y también, encarecidamente, ir al Museo de Zaragoza, a ver la expo del ceramista japonés Tanzan Kotoge: les maravillará. Consuman belleza. A veces es el único consuelo.