Por muy crítico con Rajoy que se sea, cabe reconocer su habilidad a la hora de diseñar y programar la aplicación del artículo 155. Pero esta sigue siendo una operación arriesgada, y su puesta en marcha efectiva (más allá del BOE y las resoluciones ministeriales) no resultará tan fácil. De momento, Madrid parece haber recuperado la iniciativa. La peña independentista, tras la proclamación de su república, se fue de finde, a pasar la resaca. O sea, como si la ruptura hubiera sido un plis-plas... y ya está. Entonces, los catalanes constitucionalistas (unionistas o como quieran calificarlos, que allí se junta de todo) llevaron a cabo su segunda gran manifestación, petando el centro de Barcelona. A ver qué pasa hoy. Todavía existe el temor de que esta verbena nacionalista tenga un desenlace violento, porque el Gobierno central tiene que poner en práctica su intervención (si fracasa en ello como fracasó el 1-O, sufriría una derrota en toda regla), pero los secesionistas son muchos y volverán a la carga. Desmovilizar a decenas y aun cientos de miles de personas tan motivadas es una tarea extraordinariamente compleja. Ni el propio Govern (por otro lado destituido y en rebeldía) parece capaz de hacerlo.

Afortunadamente esto no es Yugoslavia. Allí, la disposición defensiva del estado federal y sus repúblicas incluía, además del ejército regular, milicias regionales que disponían de sus propios arsenales y de armamento ligero y semipesado. Fue esa organización paramilitar la que dio pie a la resistencia armada de los movimientos independentistas eslovenos, croatas o bosnios frente al gobierno central dominado por los serbios. Aquí no se da esta circunstancia. El secesionismo catalán insiste en definirse como civilizado y pacífico. Carece de medios coercitivos y ni siquiera ha acreditado su hegemonía política.

La no violencia es fundamental. También (o sobre todo) por parte del Gobierno del Estado. Reeditar escenas de cargas policiales u otras aún peores perjudicaría gravemente su causa y su proyecto. Deambulamos por terreno pantanoso.