Tenemos una tendencia natural a derivar utopías personales hacia espejismos engañosos que al final te conducen hasta la depresión, iba a añadir intelectual, pero corregiré a sentimental, que además las disfrazamos de esperpento para que de esa forma se le dé mayor colorido, como en las verbenas.

El Sr. Víctor Cucurull nos aporta una historia de Cataluña, realmente curiosa y novedosa y como es historiador, no se le puede achacar la ignorancia y por tanto si debe hacerse a una mala fe que nace en la necesidad de generar argumentos que no deberían tener como fin, defender aquello que ellos mismos no creen; es por esto que cambiar la historia para supeditarla a acciones políticas partidarias y coyunturales, es renegar de sí mismos, flaco favor le hace a la identidad del pueblo catalán, Sr. Cucurull y más todavía si lo hace, como creo, por encargo.

El concepto propugnado de independencia catalana, subyace en una doble condición; la primera en la incompetencia e imposibilidad de aportar a los ciudadanos que viven en Cataluña una salida a la crisis económica y social que padecemos, por negarles que la solución proviene del mundo global que vivimos y en particular de la Europa en la que nos hallamos integrados; la segunda en el corto plazo de asegurarse un papel político, que de lograr el objetivo independentista, ya no tendría continuidad en su propia definición (Esquerra Republicana), o quienes se redefinirán en algo diferente para mayor y mejor confusión ciudadana.

Considero que aquello que mejor identifica a un pueblo es su cultura y por tanto el reto y la responsabilidad debe centrarse en su defensa y preservación sin dramatismos populacheros y sin versiones que la desdibujen; la cultura es la mayor riqueza que nos transmitimos las generaciones, la que aporta la identidad y la que permite que el individuo en su versión de ciudadano gestione con eficacia sus derechos y libertades, que son el fundamento para su desarrollo y la capacidad para elegir lo que en cada momento considere.

Deben explicar con claridad cuál es el modelo que persiguen y el camino para conseguirlo, con especificación del coste a asumir, porque debe quedar muy claro que ser independiente no sólo significa cambiar de bandera y lo más importante, ¿cómo van a ser la integración de los que no están en la misma sintonía, no sólo con relación a la independencia, también ideológica?, o ¿es que estamos en la creencia de que esa reivindicación es diversa en ese sentido?, la división entre catalanes buenos y malos o dicho de otra forma, los que lo son y los que no (según quien los mire), ¿se ha reflexionado esa ruptura terrible de la sociedad? considero que el coste es excesivo para tan flaco objetivo, porque la gran mayoría reivindicativa, no exige una Cataluña como la actual, solo que con diferentes fronteras, cree en una situación política muy diferente a la existente y cree en la necesidad de un cambio social distinto al actual; es por eso que se debe declarar con toda claridad el verdadero objetivo que algunos se plantean y creo que no es ese el reforzamiento de una sociedad democrática.

En definitiva, es preciso mostrar los intereses que mueven a unos y otros y sobre todo para conseguirlos no debemos pervertir la historia con hallazgos que nunca existieron y tampoco fueron, debemos admitir que aquello que fue, fue y lo que será, estará en nuestra única y exclusiva responsabilidad.

Presidente de Aragonex