Aragón ha regulado el acceso de los menores a recintos donde se venda alcohol, prohibiendo por decreto que lo hagan en solitario y limitando la entrada a aquellos que vayan acompañados de sus padres o tutores. El intento de evitar el consumo de bebidas de alta graduación entre los menores es loable, pero un decreto de esta naturaleza no soluciona el problema. El gran fenómeno que ha propagado este hábito nocivo para los adolescentes es el botellón, y mientras no se busquen fórmulas para erradicarlo, cualquier decreto de la naturaleza del aprobado ayer será insuficiente. Habría de tenerlo en cuenta el promotor de este cambio, el consejero de Interior Antonio Suárez, que ha sido poco permeable a las críticas recibidas y se agarra a un informe del Consejo Consultivo de Aragón que garantiza la legalidad del nuevo texto.