En un sistema democrático los partidos políticos son fundamentales para la participación ciudadana, como también que su funcionamiento interno sea democrático. El artículo 6° de nuestra Carta Magna lo regula con claridad meridiana: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político- son instrumento fundamental para la participación política... Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".

Sin embargo, existen hoy en esta España nuestra numerosas opciones ideológicas no recogidas por los partidos políticos, y su presencia pública salvo en períodos electorales tiende a ser cada vez menor. De ahí la desafección ciudadana hacia ellos, y la irrupción de los diferentes y cada vez más pujantes movimientos sociales. En cuanto a su estructura y funcionamiento internos los partidos políticos no son democráticos, lo que supone un claro incumplimiento constitucional, cuando deberían ser una escuela de democracia para la ciudadanía. En el Partido Popular Rajoy va a decidir a dedo el cabeza de lista para las elecciones europeas. Tal tardanza se explica porque al PP obviamente le interesa una campaña electoral, cuanto más breve y cuanto menos debate político mucho mejor. José María Aznar nombró también a dedo a Rajoy como su sucesor. El PSOE con las primarias pretende democratizar la elección de los candidatos autonómicos. Ha sido muy positivo el proceso para elegir al candidato a la Generalitat en los próximos comicios autonómicos realizado por los socialistas valencianos, al ser electo el secretario general del PSPV, el morellano Ximo Puig con el 70% de los votos. Han participado 55.000 entre militantes y simpatizantes, el 85% del censo de inscritos. Por ende, con razón Ximo ha podido afirmar: Hemos abierto las ventanas y ha entrado aire fresco. En cambio en nuestra comunidad autónoma ha sido muy distinto, al ser unas primarias cerradas, ya que solo podían participar los militantes. No han querido abrirlas a los simpatizantes. Tendrán sus motivos. Al precandidato Fernando Heras se le negó el acceso al censo de los militantes para conseguir los 1.326 avales de entre los 8.835 militantes del PSOE en Aragón. Consiguió 1.672, pero al ser anulados 750, no pudo competir con Javier Lambán, al que le dieron por buenos 5.400 de los 5.832. Heras ha denunciado ante el Juzgado el recuento de los avales y su inaccesibilidad al censo, alegando que se le negaban derechos fundamentales "de asociación y participación política". Para Lambán ha sido "impecable" el trabajo de la Comisión Regional de Garantías presidida por Alfredo Arola, propuesto por el Comité Regional. Todo atado y bien atado. Es muy difícil luchar contra el aparato de los partidos.

Al respecto recomiendo a nuestra clase política la lectura de la obra de Robert Michels Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, de 1911, que es un análisis sociológico de la evolución de la organización del Partido Social-Demócrata alemán (SPD). Aquí enunció su famosa "ley de hierro de las oligarquías". Estudia la emergencia del liderazgo, la psicología del poder y las tendencias oligárquicas de la organización. Según Antoni Domènech, el punto inicial de la argumentación de Michels es: "Toda representación partidaria representa un poder oligárquico fundado sobre una base democrática". Las formas oligárquicas son consustanciales a toda organización, incluso en los partidos socialistas democráticos. La tesis de fondo es que no puede darse la lucha de la clase obrera sin organización, pero que toda organización trae la especialización de funciones, la división del trabajo, y así, burocracia, jerarquía y el gobierno oligárquico de una cúpula cada vez menos controlada por las bases. Michel muestra cómo, a partir de de una situación originaria en la que prevalecían las decisiones asamblearias de base, con representantes voluntarios, electos muchas veces por turnos o al azar, los partidos obreros evolucionaron en una décadas hacia formas organizativas muy complejas, centralizadas y eficaces, con funcionarios --sindicales y de partido-- estables y muy bien pagados. Además muestra cómo y por qué mecanismos, por una parte, los dirigentes sindicales y parlamentarios del partido tiene una tendencia a integrarse en el sistema socio-político vigente, en contra de las protestas de las bases en los congresos; y cómo, por otra parte, los dirigentes se perpetúan y reproducen por cooptación; y cómo, finalmente, los funcionarios menores y los aspirantes a serlo del partido establecen una relación clientelar con los dirigentes, en tanto en cuanto pueden proporcionarles puestos bien remunerados.

Michels, que de antiguo socialista revolucionario pasó a militar en el fascismo italiano, se sirvió del ejemplo del SPD alemán como un caso límite, para de ahí generalizar, ya que si en el partido de vocación más democrática, con todo un conjunto de instituciones especialmente diseñadas para dar voz y defender a la masa obrera, acontece tal situación de la oligarquización de las élites, tanto más se podrá extrapolar al resto de las organizaciones, entre ellas los partidos políticos.

Como conclusión, parece claro y evidente que las palabras de Michels emitidas hace 100 años son de plena actualidad. Profesor de Instituto