Las ilusiones que Bambi despertó en millones de ciudadanos españoles están ahí. Las que genera la actual política exterior española también. Llevo tiempo pensando que Moratinos es un ministro de Exteriores complejo, nunca desatinos, como la derechona tiene a bien calificarle, aunque un tanto destalentado. El ministro tiene derecho a mantener lazos afectivos e ideológicos con quien estime pertinente mas debería de comprender que España no ha tenido un Octubre y que la socialdemocracia avanzada no pretende asaltar ningún jardín de Invierno, sino mojar pan en la escasa salsa que le ofrece la situación. Rodríguez Zapatero, nuestro presidente, mantiene pésimas relaciones con Bush; Condoleezza Rice lo excluye de reuniones con embajadores de la UE; a la Cumbre Iberoamericana dejan de asistir importantísimos países; Israel está que trina. Si oteamos hacia Europa, el Reino Unido nos tolera displicentemente, Francia y Alemania nos cortejan para si la ocasión se produjera ponerse al lado de Marruecos. Lo de los países del Este recién incorporados a la UE condiciona los fondos y ayudas europeos. Portugal, tan cerca y tan lejos, sabe lo que hace. Tal vez por ello Bambi se apresta a reconocer las identidades deportivas de Cataluña, Euskadi y los que vengan para demostrar su eficacia en las relaciones ¿internacionales?, aunque este Bambi podría tener doble cara y a lo mejor nos sorprende. ¿Se apuestan algo a que el monarca Juan Carlos es capaz de solventar el marasmo, por más que en la selva se sienta la República?.

*Profesor de Universidad