Ocurre en todas las guerras. Solo que ahora sucede en una de las regiones arqueológicas más importantes del mundo, una de las regiones que nos dio entre muchas otras cosas la agricultura, la escritura, las primeras leyes mucho antes de que los romanos las codificaran, o la bóveda y la cúpula. Pasó primero en Irak y ahora está pasando en Siria donde el ejército regular y las milicias yihadistas del Estado Islámico están devastando el riquísimo patrimonio histórico y artístico del país. La ciudad de Alepo, con la destrucción del gran bazar, la gran mezquita y su minarete que había aguantado en pie mil años, la biblioteca y el castillo, es un símbolo del drama, pero también lo son Apamea y tantos otros lugares de la geografía siria que han hecho historia.

Nada hay más valioso que la vida, evidentemente, pero cuando a los hombres de hoy y a las generaciones futuras se les priva de sus raíces culturales e históricas, de sus referencias, de su capacidad de explicar a los demás, pero sobre todo a sí mismos, de dónde vienen, estamos ante un implacable exterminio cultural.

Y esto es lo que se está desarrollando ahora mismo en Siria.