El conflicto entre el sector del taxi y las nuevas plataformas digitales no terminará en ningún caso con la eliminación del competidor, las empresas Uber y Cabify, fundamentalmente. A la espera de que se pronuncie la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), resulta una noticia positiva que el Ministerio de Fomento haya citado para hoy en sendas reuniones de negociación a las partes implicadas, a las asociaciones del taxi por un lado y por otro, a las que representan a los VTC.

La negociación, que llega con las huelgas de los taxistas en muchas ciudades españolas, entre llas Zaragoza, debe tener muy claro que estos dos mundos están llamados a la cohabitación. Ni el taxi puede acaparar todo el pastel, como antaño, en estos tiempos digitales, ni la irrupción de nuevos modelos pueden dejar herido de muerte al sector. Es conocido el grave perjuicio que origina la huelga de un servicio público, en manos privadas en este caso, pero nunca la acción reivindicativa puede llegar a los términos de bloquear ciudades como ha pasado en Barcelona. Esto elimina cualquier empatía que pueda tener una lucha sindical para derivar en un lógico rechazo. Y para evitar ese extremo corresponde a las diferentes administraciones agotar todas las vías de diálogopara buscar un acuerdo de consenso necesario que acabe con estas situaciones que no son buenas para nadie.