Buena noticia es, en principio, que se nombre a ilustres aragoneses para ocupar cargos públicos destacados en el nuevo Gobierno de Madrid, si bien es cierto que si son fieles en su desempeño, seguirán el interés general, como deben hacerlo los demás, y eso excluye tratos a favor hacia la tierra de origen. En cualquier caso, que sepan Morlán, Gallizo y Gurrea que cuentan con todos los aragoneses para apoyarles en lo que sea menester. Pero junto a ello, es tiempo de despedidas también. Y aunque no hemos tenido excesivo trato, sale del alma enviar un reconocimiento sincero al todavía delegado del Gobierno en Aragón, Eduardo Ameijide, un auténtico caballero de la política y la Administración, que ha sabido llevar la exquisitez en el trato personal al difícil terreno de lo público. Le ha tocado convivir con momentos dulces para esta tierra, como las inauguraciones de obras o las primeras piedras, pero también, y ahí se mide la talla de un dirigente, con catástrofes naturales, atentados y momentos políticos de una extraordinaria complejidad. Ha sabido ser garante de los derechos de todos los aragoneses, sin excepción, y esa es la mejor definición que se puede dar de su labor. Animo, y ya sabe que deja un montón de amigos.

*Abogado