A comienzos de los años ochenta destacaba el grupo Doctor Simón y Sus Enfermos Mentales. Además de Antonio Simón o Gonzalo Lasheras, estaban dos grandes, Ramón Marcén y Gonzalo de la Figuera, que luego crearon Los Especialistas con Santiago del Campo, César Navarro y Fernando de la Figuera. En esa época, otro doctor Simón, Fernando Simón Soria, había terminado Medicina en la Universidad de Zaragoza y andaba por el mundo aprendiendo idiomas, ampliando estudios y curando enfermos por África. Dicen que su padre, psiquiatra aragonés, inspiró el nombre de ese grupo musical, pero eso tiene más de leyenda que de realidad.

Fernando Simón dirige el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y, tras liderar la lucha contra otras epidemias, hoy es la imagen del Gobierno para informar al país sobre el Covid-19. Con errores y aciertos. Se ha implicado tanto que hasta se contagió del bicho. En estos meses de alarma ha sido objeto de burlas, odios y ácidos reproches por parte de unos cachondos mentales que desde la tele son ilustres científicos de la ignorancia. Él sigue allí, paciente, sereno, divulgador y amable. Sus detractores no le perdonan que en invierno restara importancia al virus. Le odian porque no tuvo dotes de adivino. Y ya sabemos que para dirigir la lucha contra una pandemia hay que ser, sobre todo, adivino. He repasado vídeos de febrero y suele haber un matiz que se les escapa a quienes le atacan. El matiz es «ahora mismo», locución adverbial que Simón ponía en sus frases. «Ahora mismo, en España no pasa nada» suena diferente a otro más contundente: «En España no pasa nada». Es un pequeño matiz, pero suficiente para desprestigiar y machacar a quien da la cara.

*Editor y escritor