La inesperada muerte de Emilio Botín, cuando estaba a punto de cumplir los 80 años y parecía dispuesto a prolongar su dilatada etapa al frente del Banco Santander, ha causado gran conmoción. La personalidad del primer banquero español y europeo, que ha llegado a situar a la entidad cántabra en los primeros puestos del ranking mundial, trascendía con mucho el exclusivo ámbito de las finanzas.

Hijo y nieto de banqueros y padre de banquera --Ana Patricia, que ayer mismo fue nombrada sucesora--, Botín llegó a la presidencia de la entidad después de 28 años de trabajar en distintos puestos. Y en el plazo que figuró al frente del banco, precisamente otros 28 años, demostró que estuvo ahí por algo más que su condición de heredero. Su currículo desde que asumió el cargo en 1986 está repleto de iniciativas que le convirtieron en el número uno. Desde la primera supercuenta remunerada, que rompió el plácido statu quo de los siete grandes de la banca en los años 80, pasando por la adquisición de Banesto en 1994 después de que Mario Conde lo llevara a la quiebra, o la fusión con el Central Hispano, que le permitió adquirir el volumen como para abordar grandes empresas, su gestión no ha dejado de sorprender. No dudó en lanzarse a la aventura internacional, especialmente en América Latina, de donde hoy procede el 50% del beneficio bruto de la entidad, sin olvidar la apuesta por Gran Bretaña --donde ha trabajado su hija-- y EEUU.

Si en el capítulo bancario Botín ha sido único, en otros ámbitos no ha pasado desapercibido. Respaldó a todos los presidentes del Gobierno, tanto del PSOE como del PP, y puso una especial atención en el ámbito de la enseñanza, y en particular, la universitaria. El pasado julio se reunieron un millar de rectores en Río de Janeiro (Brasil), donde el banco anunció una inversión de 700 millones de euros en proyectos universitarios.

Emilio Botín era, además, una destacado mecenas cultural y un apasionado de los proyectos deportivos, entre los que destaca el patrocinio de la escudería Ferrari, con Fernando Alonso. No corren buenos tiempos para la imagen del sistema financiero, cuyo papel en la crisis económica ha dejado bastante que desear, pero sin duda Botín se ha ganado un lugar destacadísimo en el cuadro de honor de las finanzas mundiales y en el último medio siglo de la historia de España.