Las primeras nieves, el buen tiempo y el enclave de puente de Todos los Santos han originado que el turismo de interior que se asienta en Aragón cope las reservas en estos días de noviembre, una época difícil para el sector, superado el verano y todavía temprana para los aficionados al esquí. Un relanzamiento de la actividad turística que ayudará sin duda a encarar con beneficios la oferta invernal, más específica y localizada. El centenario de Ordesa y el Autoclassic de Teruel han atraído a los turistas, lo que demuestra que hace falta lanzar buenas campañas de promoción y, además, fuera del territorio regional. Zaragoza capital no puede quedarse atrás porque está claro que el territorio tiene empuje. Un buen puente.