La Unión Europea acaba de estrenar un nuevo Comisariado sobre La Protección del estilo europeo de vida, que ha recaído en el griego Margaritis Schinas. Se supone que, más que un homenaje a la european way of life, o sueño europeo, el trabajo del nuevo comisario consistirá en desarrollar un observatorio desde el que vigilar el cumplimiento y respeto de los valores occidentales de tolerancia, multiculturalidad, división de poderes y respeto a la libertad y a las normas democráticas.

Pero, ¿existe un estilo, un conjunto de valores, una manera de vivir en La Unión?

La Filmoteca de Zaragoza ha tratado quizá de responder indirectamente a esta pregunta ofreciendo, junto con el Instituto Francés, un interesante ciclo, Europa, sobre películas de muy diverso origen. Europeas, todas ellas, pero tan distintas entre sí como los pueblos, etnias, conflictos o problemas que tratan.

Réquiem por la señora J, por ejemplo, del serbio Bojan Vuletic, con Mirjana Karanovic, una habitual en la filmografía de Emir Kusturica, como protagonista, cuenta la historia de una mujer que ha enviudado y que, al cumplirse el año de luto, cae en una profunda depresión que le invita a albergar la idea del suicidio.

Su situación familiar tampoco le ayuda. La señora J. vive en una pequeña ciudad serbia, en un piso minúsculo y en una situación económica muy modesta, lindante con la pobreza. Tiene que mantener y ocuparse de su madre, muy mayor, y de una hija de carácter rebelde, con quien sostiene constantes enfrentamientos. La señora J. planea suicidarse con un cóctel de medicamentos, para lo cual se dirigirá a un ambulatorio, a fin de obtener las recetas, pero su cartilla sanitaria está caducada y en su renovación perderá tal cantidad de tiempo, deberá hacer tantas gestiones, colas frente a tantas ventanillas que irá olvidándose incluso de la idea de matarse. El sarcástico argumento será un vehículo para mostrarnos «el estilo» de vivir de la Serbia actual, país aspirante a adherirse con La Unión.

Tal vez con la creación de este nuevo Comisariado de Schinas, vigilante de nuestros valores y legado democrático, las cosas mejoren en Serbia y otros países del continente, pero lo dudo.