Ante la aparente imposibilidad de los historiadores españoles de explicarnos qué es España, los ingleses vienen ocupándose de ello. Uno de los hispanistas de mayor prestigio, Henry Kamen, vuelve a escudriñar nuestro ser con un nuevo ensayo, La invención de España. Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española.

En sus páginas, el veterano historiador británico torna a repasar uno a uno los héroes y mitos fundacionales del solar ibérico: Viriato, Numancia, Sagunto, Trajano, Séneca, Leovigildo, Pelayo, Recaredo, el conde don Julián, los Reyes Católicos, la expulsión de moros y judíos y un largo etcétera de referencias históricas o legendarias, pero concluyentes en el enigma identitario de nuestro país. Siendo que ya un historiador tan clásico como Sánchez-Albornoz citaba la palabra enigma para definir el reto de condensar las señas fundacionales de la viejísima Iberia, de la vieja Hispania y sus devenires medievales, renacentistas, barrocos, hasta los liberales de Cádiz y de allí a los dos últimos y explosivos siglos. Sánchez-Albornoz, Menéndez Pelayo, Américo Castro y Ortega y Gasset, entre otros muchos intelectuales, se esforzaron por crear el constructo de una nación primordial con raíces prerromanas y una larga saga de victorias bélicas y conquistas territoriales. La tendencia actual de algunos historiadores españoles viene a decirnos que España nunca existió como tal nación; si acaso, embrionariamente, en las Cortes de Cádiz; con más claridad, a partir de la Constitución de 1978.

Kamen opta un tanto por el camino de en medio, el que ya ensayara Américo Castro con su teoría sobre la «convivencia» entre hispanos, judíos, árabes y el largo resto de etnias que han ido a su manera descubriendo, colonizando, disfrutando, y finalmente abandonando la península ibérica, sus paisajes, sus minas, sus maravillas, para, desde la lejanía o el olvido, pasar a crear sus mitos, leyendas, cantares de gesta, añorar sus recetas de cocina, sus instituciones, regadíos, acueductos… Tendiendo puentes, en suma, y sumando, en vez de restar, para intentar comprender los resultados de esa suma de episodios y pueblos.

España… ¿paradoja, realidad, misterio?