Sería bueno que el presidente Marcelino Iglesias, una vez devuelto el chaqué que tan bien lució en la boda, explicara la remodelación de Gobierno que acaba de hacer. Que convocara a las Cortes y explicara con detalle por qué ha quitado a un consejero de un negociado tan impotante como es la Sanidad y lo ha destinado a una especie de limbo, una consejería recién inventada que de ninguna manera se puede comparar con su ocupación anterior. Que diga si lo ha hecho mal, si está cansado o qué. Y lo mismo con los otros cambios en cascada. Porque la mudanza no se queda en los consejeros, mucha gente está temblando porque aún no se sabe dónde está el fondo del vaivén, o a qué motivos obedece. Una explicación, aunque no fuera muy completa, disiparía la sensación de arbitrariedad que dejan estos cambios. Naturalmente, el presidente no tiene ninguna obligación legal de dar explicaciones, pero en cierto modo está obligado a darlas. Lo contrario --lo que está haciendo-- le homologa al extinto Aznar, que iba a su bola, pasaba del Parlamento y- así le ha ido luego. Da la sensación de que el presidente ha aprovechado el barullo de la boda y los apretones de las europeas para dar el cambiazo sin que nadie se entere. Si fuera así, el procedimiento contaminaría los cambios y acaso la legislatura. Hay que pensar que no ha sido deliberado, sino una coincidencia, pero entonces se puede y se debe reparar. Las Cortes, aparte de para cometer errores --como el desliz del consejo de la tele--, están para eso, para que el Ejecutivo se explique y la oposición pueda ejercer su papel. Esa forma de gobernar creyendo que la mayoría permite la máxima opacidad es la que, entre otros excesos, ha mandado al PP a pasar la ITV. Parece que no, pero al final la gente se da cuenta de si le toman por el pito del sereno poco, mucho o más de lo razonable. Y las cosas se van acumulando. Cada viernes que pasa sin que Madrid haga algo por Aragón es un dolor, es otro viernes perdido, como los miles de viernes que se perdieron con el PP, y antes con el PSOE.

Y luego está la vergüenza de ser el único sitio de España donde se está procesando --o preprocesando, porque no hay forma de saber nada-- a gente por lo del 13-M. Y encima, con un método de identificación que evoca las peores prácticas del franquismo. Que no se entere el BIE.

*Periodista y escritor