La gente se sorprende cuando le digo que cuantos más juicios tengo, menos creo en la justicia. Un juicio penal, depende de muchos factores. En primer lugar, que funcionarios, ya sean policías o guardia civiles hagan la instrucción; después, depende qué juzgado de instrucción te toque, qué juez, qué funcionario, qué fiscal, qué abogado tengas, qué abogado de la acusación particular si la hubiere se persone, qué juzgado o tribunal te juzgue, y qué fiscal vaya a celebrar el juicio oral. Son tantísimas variables que cada caso es un mundo. Por eso digo que no creo en la justicia, pero sí que creo en la ley.

Hace años, estaba en un juzgado de instrucción en unas declaraciones, y en la mesa más cercana a la mía había una mujer llorando, de la tercera edad. La funcionaria del juzgado le estaba hablando como si fuera verdaderamente escoria, gritándole y haciendo aspavientos de todo tipo, y la mujer lloraba con fuerza, desconsolada... todos los allí presentes estábamos abochornados con la situación, pero nadie se atrevía a hacer nada.

Mi paciencia terminó y me acerqué a la mujer mayor que estaba llorando delante de la funcionaria desalmada y me la lleve apartada. Era una ejecutoria penal y había robado en un centro comercial ropa. Como no podía pagar los 120 euros de multa que le habían impuesto, tenía que cumplir días de arresto domiciliario. Le dije que no se preocupara que le iba a ayudar. La funcionaria que tal mal había hablado a esa anciana se encaró conmigo, a lo cual le dije que no teníamos nada de qué hablar. Inmediatamente consigné en la cuenta del juzgado los 120 euros de la ejecutoria penal de la anciana, y después interpuse denuncia por vejaciones en el juzgado de guardia a la funcionaria en cuestión, solicitando fueran a declarar todos los funcionarios allí presentes. Empecé a recibir llamadas de todo tipo, con abstención de una magistrada por amistad manifiesta con la funcionaria, y al final el asunto terminó en que la funcionaria en un despacho pidió perdón a la anciana y a mí por su conducta. Ahí se hizo justicia. Eso sí, me gané una enemiga para toda la vida. Pero valió la pena.

*Abogado