El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, debe dar respuesta, quizás esta semana, a dos cuestiones que provocan cierto desconcierto en la comunidad: los escasos presupuestos que el Gobierno de Zapatero ha destinado a Aragón para el 2005, y las inquietudes que tiene abiertas la provincia de Teruel. Es cierto que sobre el primer tema el líder socialista ya ha entablado los más altos contactos, incluso con el presidente del Gobierno, para solventar las omisiones del proyecto de Pedro Solbes, pero los aragoneses aún no le han oído. Mañana, en el encuentro con el Ejecutivo central, tendrá ocasión de volver a solicitar más inversiones, pero Iglesias tendría que explicar a la opinión pública por qué ha pasado esto, qué opina y de qué forma ha transmitido el sentimiento que todos los agentes sociales y económicos de la comunidad ya han expresado unánimemente. Su opinión, sin menospreciar al consejero Bandrés, se echa de menos.