Los dirigentes de la UEFA deben estar hechos de una pasta bastante más dura que la de los futbolistas españoles, que querían sumarse al luto de todo el pueblo por la matanza de Madrid y no les han dejado. Las peticiones de los clubes españoles para aplazar los partidos en señal de duelo y respeto a las víctimas y a sus familias, han sido injustamente desoídas por el fútbol europeo y esta tarde, en el Bernabéu, los jugadores del Real Madrid y del Zaragoza tendrán que anteponer la profesionalidad a sus propios sentimientos. El mundo del fútbol debería ser más sensible a la conmoción que han provocado las bombas y la sangre de tantos inocentes.