A ver qué pasa. La campaña acaba de empezar otra vez. Sobre todo, del gobierno, que es el que dicta la agenda y dosifica el suspense. Ayer cogieron otra furgoneta llena de explosivos. Quinientos kilos. En Cuenca.

El Zaragoza le ganó al Valladolid. Yupi. La final de la Copeta ha agotado los autocares. La Final de la Copeta, riau riau. Las expectativas se mezclan, se combinan y se entrelazan. Los exámenes, las promesas, el abanico de grandes obras y/o grandes dibujos, la vida virtual, el capitalismo virtual, la Copeta Real. La campaña auténtica, genuina, con las encuestas embarulladas, con las intenciones a medio cocinar, con esos votos errantes.

Las especulaciones no dan para más. Hace falta algún hecho, algún detalle, una buena frase. Una campaña sin frase no acaba de arrancar. Los lemas de las vallas son todos de la misma especie, genéricos sin nada dentro, intercambiables. Al final, va a ser todo intercambiable. No es lo mismo o es lo mismo. Es un tema de autodebate. Si no es lo mismo un partido que otro, ¿por qué los lemas de las grandes vallas son tan parecidos? Ah, claro, es el marketing, que decide el lema. ¿El lema es el contenido? No, el lema es mero horror vacui, la inveterada afición a poner letras en los sitios. A nadie se le ha ocurrido lo más sencillo: no poner palabras, sólo la foto del candidato/a. Bueno, "/a" no hay. Los partidos nacionales no han gastado en vallas locales, lo global y lo local. Las vallas no se quieren meter en líos, menos logística. Menos memoria, menos de todo. El artículo de ayer de Manuel Pimentel daba en varios clavos, un clavo saca otro clavo. Los partidos como inmensas burocracias ultrajerarquizadas que deciden en vertical hasta el último candidato de la provincia más remota. La denuncia de que realmente no existen los tres poderes de Montesquieu, la denuncia de que la democracia es bastante virtual, hecha por uno que ha estado muy pero que muy incrustado en el sistema. Es un tema recurrente, siempre que hay elecciones asoma un poco, algún outisder airea esta lacra, pero la cosa no va a mayores, es un fleco más. Lo que indica que es un diagnóstico que se aproxima bastante a la realidad --qué sea eso-- es precisamente el poco caso que hacen los partidos. Todo está OK. Los barullos sobre la desmembración y/o la unidad de Paña nunca rozan este tema crucial.

*Escritor y periodista