Los abogados, en el día de su patrón, agasajaron a los colegiados con 50 años de ejercicio. Uno de ellos, Antonio Teixeira, explicó una anécdota ocurrida en un juzgado de antes, con estufa de leña. Se juzgaba a un preso custodiado por dos guardias civiles, uno de los cuales se llamaba Emilio, igual que el agente judicial. Ante el frío, el juez ordenó: "Emilio, leña". Y el guardia soltó un sopapo al reo. Eran otros tiempos y no solo energéticos.