La verdad es que han estado magníficos. Me lo he pasado en grande viendo un trozo del segundo día del Debate del Estado de la Comunidad en la emisión de La 2. Ayer hubo nivel, información, polémica y amenidad. Hasta un clímax de humor cuando el presidente le dijo al portavoz de Chunta que estaba bloqueado hidráulicamente . El presidente, que por lo visto empezó lánguido el primer día, se creció en las respuestas, hubo brío, debate y argumentos. No hay nada más fascinante que poder ver a los representantes políticos elegidos en las urnas debatiendo sobre nuestros asuntos. De hecho, es la forma más sencilla que tenemos para robustecer la incipiente democracia: ver en directo cómo funcionan las cosas, asistir a las discusiones en directo. Pero es una pena que sólo ocurra una vez al año, en una ceremonia extraordinaria. Lo peor es el silencio de meses, esa rutina viciada de los parlamentos y gobiernos, que siguen funcionando de espaldas a los ciudadanos, pensando que con una jornada de puertas abiertas o unas ruedas de prensa ya es suficiente. Todo esto tiene una solución elemental que sin embargo apenas se aplica: se ha inventado hace muchos años y se llama TELEVISION. Es un instrumento muy útil que ahora se usa para acosar a marquesas y emitir trifulcas sobre intercambios sexuales, que sin duda serían didácticos si se pudiera escuchar alguna frase completa. Aragón tiene la oportunidad de inaugurar su televisión autonómica, algo tan inaudito como casi todo lo que viene sucediendo en los últimos años, que despliegan una gama inabarcable de oportunidades. Si esa tele sólo ha de servir para emular el modelo de griterío estandar, ya no es necesaria. Una tele pública puede externalizar el contenido, subastarlo o darlo a dedo, pero no puede renunciar a estimular la democracia y un mínimo de transparencia. Aparte de los informativos, que --al margen de la corbata que lleve el presentador-- siempre van a estar bajo sospecha (y con razón), la tele pública tiene una fórmula infalible para que la ciudadanía, si quiere, viva desde dentro la cosa pública y sus intríngulis: las emisiones de todos los actos públicos de los órganos de gobierno, plenos municipales, comisiones, parlamentos. Aunque haga falta un segundo canal, o sacrificar algo el entretenimiento o el pintoresquismo, vale la pena hacerlo. ¡Y lo que se aprende!

*Escritor y periodista