Que la responsable de las infraestructuras ferroviarias del país, la ministra de Fomento, Ana Pastor, reconozca que la línea de Canfranc "está dejada de la mano de Dios" le honra por cuanto verbaliza lo que desde Aragón se sabe desde hace décadas y cada vez va a peor. Pero, al mismo tiempo, que la frase surja de quién tiene en sus manos la capacidad para modificar esas condiciones no permite albergar muchas esperanzas. Dice que tiene un plan en marcha, aunque no da detalles del mismo. La ministra sí trajo a Aragón las cifras del plan de vivienda: la inversión, las susceptibles de rehabilitar, las financiadas... y hasta la cifra de creación de empleo, 1.400 trabajadores. Es un plan positivo y se vende como tal, pero de la línea de Canfranc, apenas palabras de empatía con la comunidad. Si tiene un plan, que lo cuantifique ya.